Artistas y Personalidades Nicaragüenses
Entrevistas y Pronunciamientos

 

BREVE RESUMEN
Carlos Mejía Godoy ha compuesto 11 canciones inspirado en las protestas en Nicaragua desde abril pasado. Le duele escuchar que todos los días hay muertos debido a la represión del gobierno y no puede perdonar que la pareja presidencial permita que se violen los derechos humanos de los nicaragüenses.

En esta entrevista, desde su casa, Mejía Godoy le explica a la revista Domingo que no imaginó nunca volver a componer canciones que tuvieran como temática la libertad de Nicaragua, a como ya lo hizo a finales de los años setenta del siglo pasado con la dictadura somocista en el poder.

El artista habla con un tono de tristeza y de indignación, aunque sin perder completamente la picardía que lo caracteriza.

¿Cómo está viviendo la situación actual de Nicaragua?

No soy político. No sirvo para análisis. Tengo mis propios conceptos, por ejemplo, la preocupación de que estos personajes (de la CIDH) ya están aquí y creí que al estar esta gente aquí ya esto lo íbamos a ver con más celeridad, que íbamos a ver los resultados. Ya viste cuántos días para que les abrieran las puertas de El Chipote. Ahí andan llorando los pobres, tan concientizados, porque ellos ya han participado en cosas en otras partes del mundo, hay unos que son curtidos, con mucha experiencia, pero esto no provoca en el ámbito internacional la respuesta que nosotros quisiéramos. El dictador está ganando terreno, atrasando el diálogo, dándole largas al asunto y nuestro pueblo muriendo. Yo estoy desesperado. Tengo varios hijos y todos estamos en peligro, pero me preocupa la gente que está en los tranques. Todos los días me asomo y solo muertos. De repente ahora hay diez muertes (en un solo día) en todo el país, es una cosa espantosa, vamos a llegar a quinientos dentro de pocos días.

¿Usted personalmente cómo se ha sentido?

Estoy asumiendo medidas más estrictas de seguridad, porque estoy consciente de que me estoy comprometiendo más, que mi presencia en los medios es más fuerte, casi como en los tiempos de Somoza, en cuanto a actitud frente a los medios de comunicación y afirmando mi absoluta solidaridad con los muchachos, sobre todo con las madres de los desaparecidos, de los torturados, es decir, yo ando en la calle, yo no ando escoltas, este muchacho es el único que me acompaña y él no anda armado, ni con una tiradora. Y mi carro debe estar chequeado, mi teléfono debe estar intervenido. Ese panorama lo tengo consciente, pero no quiero sentirme como que soy la persona más vulnerable, de ninguna manera. Yo tengo la suerte de ser conocido, eso es una ventaja. Somoza a mí me respetó. Es más, en una ocasión Somoza, cuando yo estaba en el exilio, dijo ‘no sé por qué razón Carlos Mejía no regresa a su tierra, él es un patriota’, con esas palabras lo dijo, ‘que regrese, que aquí no le va a pasar nada’.

¿Se parece lo que se está viviendo ahora a en su momento lo que se vivió con Somoza?

Como dijo alguien, Somoza se enfrentaba a un pueblo, a una población civil, pero también a una población armada. El Frente Sandinista estaba en todas partes y tenían armas, y tenían buenas armas, aparte de las bombas de contacto de los monimboseños, de otro tipo de armamento menos convencional. Allí salieron a relucir pistolitas, rifles 22, escopetas, lo que fuera. Y era una guerra siempre desigual pero entre un ejército y una guerrilla. Pero ahora es una masacre. Como dijo la doctora Vilma Núñez, ya esto no es una represión, esto es una aniquilación y no se puede calificar de otra manera. Yo estoy absorto y todos los días, cuando me despierto, le ruego a Dios que no haya más muertos y siempre me encuentro con tres, con cuatro, con cinco cada día.

Hay mucha preocupación entre la población…

No hay que caer en la desesperanza, debemos de ser optimistas porque el dictador está acorralado. Lo que pasa es que él no lo expresa, pero él ya aceptó adelantar las elecciones. Aunque lo diga en nombre de la paz y en nombre de…, nada, eso es una cosa que a él le da pánico, le da canillera, porque eso significa que muchas de las personas que todavía creen que él va a ser per saecula saeculorum, tiene una fecha límite. Eso es importante que se haya anunciado.

Me dijo que ya son 11 las canciones que ha compuesto, inspirándose en los últimos días.

Yo quiero contarle a la población nicaragüense cómo este Carlos Mejía, que no estaba adormecido pero que estaba dedicado, digamos, a una actividad mucho más amplia dentro del terreno de la cultura, porque no he dejado de recopilar canciones, no he dejado de visitar campesinos anónimos de la montaña que saben bellezas, no solamente de música, de identidad nacional, de nuestro acervo cultural, sino que siempre he estado creando canciones.

¿Qué solución ve?

Quisiera tener la bola de cristal para poder decir el camino. Creo que tenemos que hacerlo con las mismas armas, la no violencia, la desobediencia civil. Con las armas con que Gandhi logró la independencia de la India. Con las armas con que Mandela logró la independencia de Sudáfrica. Con las armas con que Luther King logró conseguir ese sueño de la lucha contra el racismo. Es con esas armas, nada más con esas armas, que nosotros vamos a conseguir la victoria. Y vamos avanzando. No estoy pesimista. Quisiera que las cosas tuvieran un ritmo más acelerado, más progresivo, pero yo confío en que Dios no nos va a dejar solos y precisamente por eso escribí esta canción que se llama Plegaria a Nicaragua, que es la canción que me falta por grabar, porque es muy costosa.

Plano personal

Carlos Arturo Mejía Godoy nació en Somoto, Madriz, el 27 de junio de 1943.

Está casado con Xochitl Acatl Jiménez Guevara. Tiene siete hijos.

Estudió en la Escuela de Periodismo, donde fue compañero de clases de Bayardo Arce y también estudió Derecho y coincidió en clases con el expresidente Arnoldo Alemán.

Le encanta leer y descifrar crucigramas. Es boerista y miembro de honor de los Locos del Tambor, grupo de fanáticos de ese equipo de beisbol.

Come de todo, especialmente gallopinto, queso frito, crema y los domingos no se pierde su nacatamal.

Cortesía: La Prensa

 

 

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