El boxeo profesional de primer nivel, por estos días, vive un nuevo ejemplo de cuán controversial puede ser la asociación entre política y deporte. Hoy, el reconocido vínculo promocional con el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, parece estar cobrándole un duro precio al ex campeón mundial súper mosca y ex mejor libra por libra del mundo, Román “Chocolatito” González.
A poco más de un mes de su regreso a la acción, sorprendentemente, el apoyo de sus fanáticos va poco a poco pasando de lo incondicional al rechazo y el cuestionamiento. Tal es así, que el mismísimo Moisés Fuentes, su próximo rival, se ha mostrado asombrado con el apoyo que recibe desde la fanaticada nicaragüense y el confeso deseo de esos fanáticos ¡por verlo vencer a su coterráneo!
Una situación en apariencia insólita, pero que tratándose de Nicaragua huele a “tropiezo con la misma piedra”. Román González parece estar cometiendo el mismo error de su mentor, Alexis Argüello. El “Flaco Explosivo”, en su momento, vivió una situación parecida cuando se involucró en la política, algo que investigamos y expusimos el año anterior a lo largo de los seis episodios de la serie, “Alexis Argüello, las luces y las sombras del Legado”.
A su manera, Chocolatito se sumergió en las mismas sombras sin aprender de la oscuridad a la que fue sometido su principal mentor y tal vez por ello Román González está generando tanto rechazo entre los fanáticos.
Chocolatito, un simbolo “amargo”
De acuerdo con una información de la Agencia EFE, que publicó el diario El Tiempo de Bogotá, la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), denunció que al menos 448 personas han muerto, 2,800 han resultado heridas y 595 están desaparecidas desde que el pasado 18 de abril comenzaron las protestas antigubernamentales.
Por su parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que responsabiliza al Gobierno por “asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias cometidos en contra de la población mayoritariamente joven”, cifró en 295 los muertos.
En medio de esa dramática situación se repiten las protestas antigubernamentales, intercaladas con actos de apoyo al Gobierno. Román González, que siempre ha reconocido su afinidad con el gobierno de Daniel Ortega, tanto en lo afectivo como en lo promocional, ha sido fotografiado en algunos de esos actos pro gubernamentales. Algo que, indudablemente, alimenta el rechazo de algunos sectores.
Precisamente, su vínculo con el sandinismo, fue abordado en nuestra serie de investigación “La Cara Oculta del Boxeo”, específicamente en el Tercer Episodio, titulado: Relación del boxeo con la política, ¿tóxica o saludable? Una de las conclusiones de esa investigación fue que ese tipo de relación (política y deporte) puede llegar a ser, según la circunstancia, al extremo tóxica y generar en los atletas más pérdidas que dividendos.
La historia está repleta de casos similares, en donde muchos políticos han utilizado en provecho propio, el cariño y el nacionalismo que despiertan los éxitos de sus representantes deportivos.
La epopeya de Chocolatito no es una novedad. Sin embargo, hasta el inicio de las protestas, al parecer, nada de eso había afectado el apoyo nicaragüense a González. Sus victorias eran más importantes que sus camisetas venerando al presidente Ortega.
Pero todo cambió después del 18 de abril y su presencia en actos de apoyo al Gobierno, ha mudado la percepción de los fanáticos. Buena parte de la población nicaragüense, enfrentada al Gobierno, lo ha convertido en un símbolo de aquello contra lo cual protestan y en cierta forma, esa situación empieza a incidir directamente en su actividad boxística.
Si a cuarenta días de la pelea, el clima social alrededor de la pelea produce este tipo de reacciones adversas, es de esperar que más cerca del combate el rechazo al ex campeón mundial nicaragüense no haga más que aumentar.
Tiempo de reflexionar
Es cierto que cada ser humano tiene el derecho de elegir el rumbo de su vida y asumir las consecuencias de sus actos. Sin embargo, los ídolos populares cargan otro tipo de responsabilidades, como el afecto, el cariño y el sentimiento de sus fanáticos, más allá de las banderas políticas.
Sin duda, es necesario preguntarse hasta qué punto como figura pública, atleta de dimensión planetaria y un púgil en camino a recuperar sus títulos perdidos, a Chocolatito le beneficia tomar partido en una confrontación que tiene divididos a sus fanáticos nicaragüenses.
El primer compromiso de un púgil de alto nivel es enfrentar y vencer a sus rivales. De eso depende el éxito, de eso depende el cariño de los fanáticos y de eso depende su legado.
Ya vimos la paradoja, su rival le reclama a Chocolatito por alejarse del pueblo y los propios fanáticos le piden a su rival que lo venza. No creo que eso sea el clima ideal para un ex campeón que desea volver a serlo.
Tal vez, a Román González le llegó el momento de reflexionar seriamente y mirarse en el espejo de las dos grandes figuras del deporte del nicaragüense: Alexis Argüello y Dennis Martínez.
Sobre esas diferencias, en su momento nos habló el respetado periodista Carlos Fernando Chamorro (hijo de la ex presidenta Violeta Barrios de Chamorro), cuando lo entrevistamos para la serie “Las sombras y las luces del Legado”. Chamorro reflexionó sobre el peligro que implica para cualquier deportista de élite involucrarse en la política.
“El de Alexis es el ejemplo más trágico sobre el daño que esa sociedad puede provocar”, dijo Chamorro, comparando los extremos simbolizados en los dos mayores ídolos en la historia del deporte en Nicaragua: Alexis Argüello y Denis Martínez, la mayor gloria del beisbol nicaragüense.
“Martínez ha sabido mantenerse afuera de la política, nunca aceptó las invitaciones para ser candidato y jamás se involucró. Ha tenido la inteligencia de saber separar las cosas, él es un motivador, es un líder de opinión, es una persona respetada y querida en este país, pero ha sido claro en no aceptar ese destino”, dijo Chamorro.
Cortesía: El Nuevo Diario