EL PROFESOR
Educa a los niños, y jamás será necesario castigar a los hombres (Pitágoras).
“Un anciano se encuentra a un joven quien le pregunta:
– ¿Se acuerda de mí? Y el anciano le dice que NO.
Entonces el joven le dice que fui su alumno en las clases de ajedrez cuando niño.
De hecho, me convertí en Profesor porque usted me inspiró a ser como usted.
– Un día, un amigo mío, también estudiante en la misma clase, llegó con un hermoso reloj de ajedrez nuevo, y decidí que lo quería para mí y lo robé, lo saqué de su mochila.
Poco después, mi amigo notó el robo y de inmediato se quejó a nuestro Profesor, que era usted. Entonces, usted se dirigió a la clase:
– El reloj de su compañero ha sido robado durante la clase de hoy.
El que lo robó, por favor que lo devuelva.
No lo devolví porque no quería hacerlo, además sentí miedo.
Luego usted, cerró la puerta y nos dijo a todos que nos pusiéramos de pie y que iría uno por uno para buscar en nuestras mochilas hasta encontrar el reloj.
Pero, nos dijo que cerráramos los ojos, porque lo buscaría solamente si todos teníamos los ojos cerrados.
Así lo hicimos, y usted fue de mochila en mochila, y cuando llegó al mío encontró el reloj y lo tomó.
Usted continuó buscando en las cosas de todos, y cuando terminó, dijo:
– “Abran los ojos. Ya tenemos el reloj”.
Usted no me dijo nada, y nunca mencionó el episodio.
Tampoco dijo nunca quién fue el que había robado el reloj.
Ese día, usted salvó mi dignidad para siempre.
Fue el día más vergonzoso de mi vida.
Pero también fue el día que mi dignidad se salvó de no convertirme en ladrón, mala persona, etc. Usted nunca me dijo nada, y aunque no me regañó ni me llamó la atención para darme una lección moral, yo recibí el mensaje claramente.
Y gracias a usted entendí que esto es lo que debe hacer un verdadero educador.
¿Se acuerda de ese episodio, Profesor?
Y el Profesor responde:
– “Yo recuerdo la situación, el reloj robado, que busqué en todos, pero no te recordaba, porque yo también cerré los ojos mientras buscaba.”
Esto es la esencia de la docencia:
“Si para corregir necesitas humillar; no sabes enseñar”.