Carlos Chávez es un escultor que tiene el honor de trabajar para una legendaria figura de la música: Ringo Starr, uno de los dos Beatles que aún viven y con quien mantiene una cordial relación que podría ser el punto de partida para una sorpresa en El Salvador. Además, en sus años en Estados Unidos, ha trabajado para otros grandes artistas.

Carlos Chávez es uno de los millones de salvadoreños que a raíz del conflicto armado en El Salvador huyó hacia Estados Unidos en búsqueda de un mejor futuro. Desde 1981, Carlos vive lejos de su hogar y se estableció en un país completamente nuevo. Ahora, en 2023, se ha convertido en un gran escultor con un estudio de renombre en Estados Unidos que lo ha llevado a trabajar para artistas, personalidades y millonarios en el país norteamericano.

Sin embargo, Carlos trabaja para una figura muy especial que la historia ha marcado como un legendario exponente del rock, tanto a escala individual como en el grupo del que formó parte durante muchos años. Se trata de Ringo Starr, baterista de los Beatles y uno de los dos miembros de la banda que aún viven.

En los últimos cinco años, Carlos ha trabajado para Ringo Starr creando esculturas de sus manos con la señal de amor y paz, un mensaje que el artista quiere transmitir a todo el mundo. Carlos conversó con «Diario El Salvador» sobre la experiencia de trabajar con Ringo y lo que podría ser una sorpresa enorme para los amantes del rock en El Salvador.

 

 

Primero, cuéntenos, ¿quién es Carlos Chávez?

Soy escultor. He hecho mis propias cosas, aunque hay cierta discriminación con los latinos acá. Tuve que buscar otras formas de ofrecer mis servicios a los artistas y así me he desarrollado.

¿Cómo inició su carrera como escultor en Estados Unidos?

Me vine de El Salvador en 1981 y llegué a Estados Unidos huyendo de la guerra. Tenía apenas cumplidos 18 años y me dolió dejar mi país, pero tuve que hacerlo. Acá comencé con nuevos trabajos, hasta que conocí a un señor americano, quien me enseñó a trabajar en el arte. Fui aprendiendo y ahora tengo mi estudio muy reconocido acá en Estados Unidos y he trabajado con muchos artistas.

Una de sus obras más reconocidas ha sido la escultura para Ringo Starr, el ex-Beatle. ¿Cómo surgió esa oportunidad?

Llegó por medio de un cliente. Mi cliente quedó contento con mi trabajo y me dijo que me iban a mandar de Inglaterra unos originales para trabajarlos, que eran de un artista muy famoso, pero que no me podían decir quién era. Acepté sin problema, fui donde mi cliente y me entregó muchas bolsas con fibra de vidrio para hacer una mano de Amor y Paz. Lo tomé y pasaron como tres años.

En ese tiempo empecé a armarla. Al terminarla, no me contactaron, pero, de pronto, me llamaron para decirme que habían hecho el depósito para iniciar el trabajo, a lo que contesté que ya lo tenía terminado. Pasaron otros dos años sin novedades y, de pronto, me llamó el asistente personal de Ringo Starr para preguntarme si estaba interesado en seguir el proyecto. Acepté. Me comentó que querían una escultura en acero inoxidable para ponerla en el parque de Beverly Hills de por vida. Así fue como empezamos la relación. Me invitaron cuando inauguraron la escultura, Ringo dio unas palabras y el hecho salió en los periódicos. Llevo los últimos cinco años trabajando con ellos algo más personal. No me considero amigo de Ringo porque solo lo he visto dos veces, pero su asistente se ha vuelto muy amigo mío.

Ahora han surgido otros proyectos. Uno con la mano original de él para hacer una edición de 250 partes en acero inoxidable pulido y otras de 250 en un material que se llama bronce sintético. Tenemos ese proyecto y luego otro de las manos grandes, del que Ringo ha hablado en algunos videos, que se va a vender en todo el mundo.

Comenzó el trabajo sin saber que se trataba de Ringo Starr. ¿Cómo reaccionó cuando se dio cuenta de que se trataba de una figura como él?

Para mí fue un honor. En lo personal, no soy mucho de ver películas o de darme cuenta de personas famosas. Por eso, cuando he conocido artistas, no me he impresionado mucho. Considero que todos tenemos la oportunidad de llegar lejos. Lo veo [a Starr], lo saludo y lo trato como una persona normal. Sin embargo, en el fondo, siento un gran honor de saber que mi trabajo ha servido para alguien con su trayectoria.

Además, acá en Estados Unidos, muchos de mis clientes son gente millonaria que ven las fotos que tengo con Ringo y se enteran de los proyectos y se quedan impresionados. He tenido la oportunidad de haber sido invitado al cumpleaños de Ringo, de estar en su casa. Eso, para mí, es un gran honor.

 

 

¿Ha sido difícil para usted triunfar en Estados Unidos y llegar hasta donde ahora se encuentra?

Sí, ha sido difícil y ha implicado mucho sacrificio, no solo mío, sino también de mi familia. Ha implicado trabajar de 4 de la mañana a 8 de la noche y seguir luchando. A veces, la gente ve la compañía que tengo, pero nadie se da cuenta del sacri­ficio que uno hace. Me siento orgulloso de mi trabajo, en el que también me ayuda otro salvadoreño que es mi asistente. Tengo un taller pequeño, al que viene gente importante y eso les gusta, que se mantiene privado.

Con Ringo, eso también ha sido positivo, porque es una persona que gusta mucho de su privacidad. Además, lo cui­dan mucho, tomando en cuenta que [de los Beatles] solo que­dan él y Paul McCartney. Por esa razón es que respetan y cuidan mucho su privacidad y por eso les ha gustado trabajar en mi taller, porque es bastante privado.

De su experiencia conviviendo con Ringo Starr, ¿cómo des­cribiría su personalidad?, ¿cómo es Ringo Starr?

Es una persona muy humilde, sencilla. Admiro que a sus 81 años está en perfectas condiciones, no parece que tiene esa edad. Es una persona, al menos conmigo, bastante compren­siva, amable. En su casa se habla mucho de mí porque su asistente frecuenta mi taller, porque les he dado un espacio para que guarden algunas cosas y en sus visitas me comenta que ha hablado con Ringo sobre mí y me transmite mensajes y saludos de su parte. Ringo ha estado en mi estudio. Vino para grabar algunas tomas sobre la escultura de sus manos. Conmigo Ringo ha sido superamable.

Cuando les ha comentado a los artistas, incluido Ringo, que usted es de El Salvador, ¿cuál ha sido su reacción?

Por lo general, acá en Estados Unidos nos confunden con los mexicanos, porque hay muchos de ellos. Me preguntan que de qué parte de México soy, pero les digo que soy de El Sal­vador. Además, en los últimos años, desde que Nayib Bukele llegó a la presidencia, muchos clientes me preguntan sobre el país, cómo está y que si es cierto que han cambiado las cosas. Yo fui a El Salvador en octubre del año pasado. Regresé feliz porque veo que las cosas han cambiado y eso les comento. Al escucharme, les despierta el deseo de venir a El Salvador.

A lo largo de los años, El Salvador ha sido visitado por ar­tistas de renombre. Pero desde su experiencia con él, ¿cree que hay alguna posibilidad de que Ringo Starr venga a El Salvador y brinde un concierto?

Conocí a César Reconco gracias a Tito Mira, el cantante, otro gran amigo mío por años. Ellos se comunicaron y recibí una llamada de César. En ese momento, esa misma mañana, aca­baba de ser el cumpleaños de Ringo. Ahí comenzó la plática y sí hay una posibilidad de que Ringo llegue a El Salvador. Todo está de coordinarlo. Los artistas se basan mucho en los agentes y la clave es la coordinación que exista entre ellos. Pero sí, existe la posibilidad.

Incluso se ha hecho la idea para que se pudiera hacer alguna escultura de Amor y Paz para ponerla en algún lugar icónico en El Salvador. Pero sí, hay planes y cierta posibilidad de que llegue Ringo Starr al país. El cumpleaños de Ringo es el 7 de julio y estará en el Museo de Rock and Roll. Ahí se pondrá una escultura de la mano. Ese día, muchas personas de todo el mundo le envían mensajes a Ringo. Si mandaran un mensaje de parte de El Salvador yo se lo podría hacer llegar para que lo viera. Pero sí, la posibilidad existe. Sería algo increíble.

Hablemos un poco de la escultura. ¿Cuál es el mensaje que Ringo Starr ha querido transmitir?

El mensaje siempre es amor y paz. Es el mensaje que Rin­go quiere transmitir. Él, personalmente, me lo dijo. En una ocasión le hice a Ringo un regalo que fue una escultura en pequeño de sus manos. Fue en diciembre de hace dos años. Al entregárselo me dijeron que saldría su asistente a reci­birlo. Pero para mí sorpresa fue el propio Ringo quien salió, me abrazó y me dijo: «¡Gracias, Carlos! ¡Es increíble! Esto es lo que quiero para el mundo: ¡amor y paz!». Ahí fue cuando me pidió que las manos grandes tienen que estar en todo el mundo y enviar ese mensaje.

Ahora, con todo lo que pasa en El Salvador, somos felices los salvadoreños que estamos acá en Estados Unidos. Nos emociona ver que el país tiene amor y paz, como no pasaba hace muchos años.

Amo a mi país, siempre quisiera hacer algo para El Salva­dor. Tengo un proyecto del que podemos hablar luego, algo que quiero hacer, una idea que tengo. Pero me alegra ver cómo está El Salvador en estos años.

 


 

 


 

Cortesía: Diario El Salvador

 

 

COMENTARIOS

Escriba sus Comentarios