7 de Febrero de 1996.
En noviembre de 1989 Violeta Barrios de Chamorro, entonces candidata a la Presidencia, visitó a Juan Pablo II durante un viaje relámpago que la llevó a cinco capitales europeas y a Washington. “Yo estoy en campaña, voy a ganar la Presidencia y quiero que cuando gane, usted regrese a Nicaragua porque allá no estamos contentos con la forma en cómo fue recibido”, le dijo refiriéndose a la primera visita que realizó el Pontífice al país, en marzo de 1983.
La anécdota es contada por Antonio Lacayo, yerno de Barrios de Chamorro y quien durante su administración fungió como ministro de la Presidencia hasta 1995. “La visita al Vaticano no podía faltar, doña Violeta fue recibida por Su Santidad Juan Pablo II en una sala contigua al moderno salón de audiencias. Era la segunda vez que se veían porque ella lo había visitado en 1979, siendo miembro de la Junta de Gobierno, que asumió el poder con la caída de Somoza”, recuerda.
Luego de varios pedidos formales a través de cartas, el viaje se materializó en febrero de 1996, último año de gestión de la mandataria, estando el pontífice ya mayor, nueve años antes de su muerte.
“Siendo Presidenta, a través de la Conferencia Episcopal y del nuncio, le solicita por cartas a Su Santidad que venga. Aparte de eso viaja a Roma en algún momento, por el 92, y visita el Vaticano, reiterando la invitación. En el 95 me tocó ir a Roma para unas reuniones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional y en esa ocasión, me dio una carta para Su Santidad y me pidió que lo visitara con Cristiana, mi esposa; él nos recibió en la residencia de verano y ahí fue cuando dijo que iba a venir al año siguiente y cuando comenzaron las gestiones más en concreto”, relata Antonio Lacayo.
El miércoles siete de febrero el Papa llegó al país procedente de Guatemala.
Previos a la llegada
La visita estuvo precedida por disturbios. Pocos días antes de la visita papal los periódicos de la época reportan la detención de 107 estudiantes universitarios que se tomaron la Cancillería, reteniendo a los embajadores de Pakistán y Filipinas.
Meses antes también ocurrieron “bombazos” en centros religiosos y el seis de febrero, un día antes de la llegada del Pontífice, la policía encontró en algunas casas particulares ubicadas en la Carretera Norte, 50 armas, entre fusiles de guerra y armas cortas. El propio siete de febrero fue asaltada una caravana de peregrinos que se dirigían a la concentración religiosa, despojándolos de C$20,000, informó La Tribuna.
“La visita del Papa Juan Pablo II fue una máxima demostración de fe y alegría de los Nicaragüenses, todos queríamos ver al Papa en Nicaragua. Las calles se llenaron desde el aeropuerto y durante el trayecto de la visita papal, culminando con la misa, que desbordó la capacidad de la plaza que hoy lleva el nombre del Papa como conmemoración de esa visita histórica”, relata Julio Cárdenas, quien era ministro de la Presidencia en 1996.
Para la visita la Alcaldía de Managua invirtió C$900,000 y con la ayuda de cien trabajadores se construyeron tres terrazas de concreto. Para que oficiara la eucaristía, se erigió un rancho, el que fue decorado con orquídeas y frutas, entre ellas cocos, naranjas, bananos, papayas y piñas. Se dispuso de 3,600 policías, 1,400 militares y 400 bomberos.
Sergio Narváez, entonces ministro de Gobernación, recuerda que como parte de la organización, unos 20 efectivos de la seguridad personal de la Policía recorrieron con mucha anticipación el trayecto entre el aeropuerto y la Plaza Carlos Fonseca, cercana a El Malecón y donde se realizó la misa campal. Unos policías también viajaron hasta Puerto Limón para traer el papa móvil, que fue prestado por Perú, dice Narváez.
“El Papa reconoció el proceso de reconciliación de los nicaragüenses, ya que nos había visitado en 1983 cuando teníamos un país dividido por la guerra y las ideologías, y regresó en 1996 durante el último año del gobierno de doña Violeta y antes del proceso electoral”, recuerda Julio Cárdenas.
Borrón y cuenta nueva
“Queremos hacer de cuenta que la visita del 83 no existió”, declaró el entonces ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Leal. A las 9:15 el Papa arribó al país. “Volvió en febrero de 1996 y celebró su misa campal en la plaza junto al Lago de Managua, construida para el primer gran desfile militar de 1985, cuando exhibimos todo nuestro poderío de tropas, cañones y tanques como parte del juego de imágenes disuasivas de la guerra”, recuerda Sergio Ramírez en su libro Adiós Muchachos.
Ante unas 750,000 personas, durante su homilía el Pontífice hizo referencia a su primera visita, en la que las madres de héroes y mártires solicitaron una oración por la paz y que concluyó entre gritos.
“Esta visita se desarrolla en circunstancias muy distintas a la de la anterior. Quienes recuerdan la de hace trece años, saben que el Papa vino a Nicaragua y celebró la Santa Misa, aunque no pudo reencontrarse realmente con la gente. Desde entonces han cambiado muchas cosas en Nicaragua…”, dijo Juan Pablo II.
Y continuó: “De mi visita anterior recuerdo un eslogan muy repetido: ‘¡Queremos la paz!’ Gracias a la Divina Providencia la paz ha vuelto a vuestro país. Sí, la paz ha vuelto a Nicaragua y a toda América Central”.
Al terminar la misa demostró “que no le faltaba memoria para los agravios”, relata Sergio Ramírez en su libro testimonial. “Como si se tratara de un golpe meditado desde hacía años en sus paseos solitarios por los jardines del Vaticano, dijo, con todo énfasis, que esperaba que nunca volviera la noche oscura del pasado. Y le regaló un excelente eslogan de campaña a Arnoldo Alemán en contra de Daniel Ortega, otra vez candidato del FSLN”.
La “noche oscura”
“Recuerdo la celebración de hace trece años; tenía lugar en tinieblas, en una gran noche oscura. Hoy se ha tenido la misma Celebración Eucarística al sol; se ve que la divina Providencia está actuando sus designios en la historia de las naciones de toda la humanidad”.
Según Antonio Lacayo, no está claro a qué se refería con la noche oscura. “La gente lo interpreta como que estábamos en una guerra, como que nos estábamos matando, no necesariamente habla de régimen político, de una ideología, pero cada quien lo interpreta de manera diferente. Lo importante es que él vio un contraste entre el 83 y el 96”.
Desde el avión, rumbo a El Salvador, el Papa supo agradecer la acogida. “Quiero expresar una vez más a Vuestra Excelencia, al Gobierno y a todo el pueblo de Nicaragua, mi más viva gratitud por las sinceras muestras de acogida, a las que correspondo pidiendo al Todopoderoso que conceda a esa noble Nación la ansiada prosperidad, fruto de la paz y la reconciliación fraterna”.
“Fue el visitante más importante que ha tenido Nicaragua. Fue una gran bendición que lo hayamos traído de vuelta”. Sergio Narváez.
REFERENCIAS:
- Museo Juan Pablo II (Nicas News)
- Segunda visita del Papa: otra Nicaragua – 27/Abril/2014 (El Nuevo Diario)
- Juan Pablo II y sus visitas a Nicaragua – 26/Abril/2014 (YouTube)
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