23 de Marzo de 1988.
Firma de los Acuerdos de Sapoá.
En marzo de 1988 sandinistas y contras se sentaron frente a frente para buscar un acuerdo de paz en tres días tensos.
En marzo de 1988 el entonces Ejército Popular Sandinista ejecutó una de sus mayores y audaces ofensivas militares. Con apoyo de artillería y unos 13 helicópteros rusos MI-17 y MI-8, unos tres mil soldados entraron 18 kilómetros en territorio hondureño para atacar las bases contrarrevolucionarias establecidas ahí. La llamada “Operación Danto 88” comenzó el 3 de marzo y terminó el 20 de ese mismo mes, cuando aviones caza F5 entraron en defensa de la frontera de Honduras y Estados Unidos amenazó con enviar su temida 82 División aerotransportada al terreno.
Al día siguiente, el 21 de marzo, llegaron a Sapoá, poblado fronterizo con Costa Rica, por un lado, los altos jefes militares sandinistas en bulliciosa caravana y, por el otro, desde el país del sur militares y políticos de la Contra para hablar de paz.
Después de una década de guerra que causó entre 20 y 30 mil muertos, y un arduo trabajo de mediación nacional e internacional, ante los testigos Cardenal Miguel Obando y Bravo y Joao Clemente Baena Soares, secretario general de la OEA, los representantes del Gobierno y la resistencia, en Sapoá, firmaron el Acuerdo de Paz del 23 de marzo de 1988, suspendiendo por 60 días las operaciones militares mientras negociaban en detalle la celebración de elecciones anticipadas, amnistía para ambos bandos, libertad de expresión, el regreso de exiliados y otros puntos.
Posteriormente se dio el cese total al fuego, el desarme de la contra, su inserción en la sociedad y las elecciones que ganó Violeta Chamorro.
REFERENCIAS:
- Sapoá 1988: lecciones de una negociación – 24/Febrero/2019 (La Prensa)
- Recientes e históricos acuerdos de paz – 10/Julio/2018 (El Nuevo Diario)
- Treinta aniversario de la paz de Sapoá – 23/Marzo/2018 (La Prensa)
REFERENCIAS FOTOGRÁFICAS:
- 23 de marzo de 1988, firma de los acuerdos de Sapoá, Firma el representante de la Contra Aristídes Sánchez, bajo la mirada de los testigos cardenal Miguel Obando y Bravo y Joao Baena Soares, secretario general de la OEA. La Prensa/Archivo.
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