23 de Diciembre de 1972.
El terremoto de Managua de 1972 fue un sismo de magnitud 6.2 grados en la escala sismológica de Richter que destruyó la capital de Nicaragua, a las 00:35 am hora local (06:35 UTC) del sábado 23 de diciembre de 1972 (en vísperas de la Navidad), con una duración de 30 segundos, seguido por dos réplicas de 5.0 y 5.2 grados a la 01:18 y 01:20 am (07:18 y 07:20 UTC), respectivamente, casi una hora después del primer temblor, con epicentro dentro del Lago Xolotlán 2 kilómetros al noreste de la Planta Eléctrica Managua en la falla de Tiscapa.
Destruyó el centro de la ciudad y causó cerca de 19,320 muertos y 20,000 heridos, aunque no se sabe el número exacto de fallecidos debido a que hubo cadáveres que nunca fueron sacados de los escombros por los rescatistas nacionales y extranjeros y que al descomponerse causaron un fuerte hedor durante casi 5 meses hasta la llegada de la estación lluviosa en mayo de 1973.
Los incendios causados por el desastre se prolongaron durante las dos semanas siguientes hasta el 6 de enero de 1973, debido al quiebre de la tubería de agua potable y al desplome de los 2 cuarteles del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Managua, situados en el barrio Candelaria y frente al Estadio Nacional, se derrumbaron aplastando a las unidades. Esto obligó a los cuerpos de bomberos de los departamentos de Carazo, Granada, León, Masaya y Matagalpa a ir a Managua para apagar el fuego; la energía eléctrica se fue en casi todo el país debido a que estaba centralizada en la capital en esa época.
Premoniciones
El día anterior, el viernes 22, el ingeniero Carlos Santos Berroterán llegó por la tarde a las oficinas del diario La Prensa para decirle a su director el Doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal que la sequía que ese año abatía el país podría causar un sismo fuerte. La hipótesis se reforzaba en que el invierno de 1930, que precedió al terremoto de Managua del 31 de marzo de 1931, fue de escasa pluviosidad y que era necesario publicarlo en La Prensa ese mismo día (en esa época dicho periódico salía a las cinco de la tarde y hasta 1996 se convirtió en un diario matutino); Chamorro le dijo que publicarían en la primera página una esquela anunciando dicha hipótesis para hablar a fondo sobre ella los días siguientes.
Hacía mucho calor. En la noche se sintieron 3 temblores leves a eso de las 22:00 y 22:30, pero casi nadie le dio importancia pues era día de fiesta previa a la celebración de Navidad de 1972. El cielo se veía enrojecido.
A 50 años del terremoto de Managua y el anhelo frustrado de su reconstrucción (video: Dec 20, 2022)
La vieja Managua es recordada como una ciudad de dimensiones humanas, acogedora y con mucha vida cultural. Una capital centroamericana en ascenso, que terminó en escombros la madrugada del 23 de diciembre de 1972, cuando fue sacudida por un terremoto de 6.2 grados en escala de Richter.
LA DESTRUCCIÓN Y LOS DAÑOS
Edifico de Seguros La Protectora que quedaba en el Paseo Tiscapa. Fue demolido en el año 2000.
Antigua Catedral de Managua que sigue dañada 4 décadas después.
El Hotel Reisel, en la Calle 15 de septiembre, al cual se le hundió el primer piso.
Los daños materiales fueron cuantiosos: el 90% de las casas, en el radio central, se derrumbaron y las que quedaron en pie estaban dañadas severamente, al punto de reconocerse como inservibles, o simplemente resistieron el sismo sin mayores daños. Más de 600 manzanas quedaron destruidas por el sismo; unas 50.000 construcciones quedaron en escombros y más de 280.000 personas quedaron sin hogar.
El 75% de las viviendas y edificios del centro se derrumbaron total o parcialmente. El 95% de la pequeña industria desapareció; el 75% de la infraestructura urbana desapareció, el 90% del comercio sucumbió al terremoto y los incendios que duraron las dos semanas siguientes, el 40% de las fuentes de ingreso fiscales desapareció. Los servicios públicos de agua potable, energía eléctrica, telecomunicaciones y alcantarillado quedaron cortados por los movimientos terráqueos.
En la ciudad de Managua cayeron destruidos todos los hospitales públicos y privados; los hospitales del Seguro Social, frente al costado norte del parque 11 de julio en la calle de este nombre, El Retiro (que estaba en la pista Benjamín Zeledón, de la actual rotonda El Güegüense una cuadra al este) y Bautista (el único hospital privado del país en esa época y que fue fundado por la Iglesia Bautista en 1936) se derrumbaron o quedaron dañados severamente. Sólo el Hospital Militar, inaugurado por el dictador Anastasio Somoza García el 1 de febrero de 1956, quedó en pie y fue reparado posteriormente; el Hospital Vélez Paiz situado en el kilómetro 5 y ½ de la Carretera Sur (en las afueras de la ciudad) resistió los temblores, fue reparado posteriormente funcionó como un hospital materno-infantil. Actualmente ha sido removido 500 m de dónde se encontraba en la Pista Juan Pablo II y sus antiguas instalaciones demolidas. Aunque una parte de ellas sirve como central de ambulancias.
La mayoría de las casas que se cayeron eran de taquezal, porque al sobrevivir al sismo de 41 años antes les “repararon” sus paredes con revestimiento pero no sus cimientos por lo que se derrumbaron, al igual que las casas nuevas de ese mismo material de construcción al no tener cimientos muy profundos, aunque hubo casas modernas de taquezal que soportaron el temblor. Hubo edificios de hormigón mal construidos que se desplomaron como los templos de Cristo del Rosario, del Carmen, del Calvario y del Redentor, varios templos protestantes y los colegios Calasanz, Divina Pastora, Ramírez Goyena, Bautista, Americano Nicaragüense, etc. La Catedral de Santiago, hoy Antigua Catedral de Managua, resultó agrietada quedando inhabilitada hasta hoy.
La Casa Presidencial de la Loma de Tiscapa, de estilo árabe, al igual que el Palacio del Ayuntamiento se derrumbó parcialmente porque el terremoto de 1931 había debilitado sus cimientos y paredes y posteriormente se demolió. El vecino Palacio de la Curva, sede del Jefe Director de la Guardia Nacional GN, también resultó dañado y una de sus dos torres se cayó y fue demolido, pues al lado sur de ambos está la laguna de Tiscapa atravesada por la falla de su nombre, de suroeste a noreste, terminando en el lago Xolotlán. Inclusive la calzada del Paseo de Tiscapa, que bordea la laguna, quedó agrietada por dicha falla.
El edificio del Banco Central de Nicaragua (BCN) de 16 pisos y planta rectángular, en la intersección de la Avenida Roosevelt y la 4.ª Calle SO, quedó dañado; su auditorio del lado sur cayó, pues debajo del banco pasa la falla geológica de los Bancos. Esquina opuesta el Banco de América (BAMER) de 19 pisos, con un vestíbulo y 2 sótanos resistió los embates telúricos por su sistema antisísmico aprendido en California, EE. UU., y hoy es sede de muchas oficinas de la Asamblea Nacional de Nicaragua. Sus pilotes de hormigón son similares a los de la Torre Latinoamericana, de la Ciudad de México, México. Frente al costado norte del Banco Central y del costado oeste del BAMER se ubica el Banco Nacional de Nicaragua, de 3 pisos, que quedó en pie y hoy alberga a la Asamblea Nacional desde 1985, aún cuando una falla lo atraviesa.
Los edificios del INSS (Instituto Nacional de Seguridad Social), la Enaluf (Empresa Nacional de Luz y Fuerza), el Palacio Nacional (sede del Congreso y que hoy es el Palacio de la Cultura), el Banco Nicaragüense (BANIC), el Hotel Intercontinental Managua (hoy Hotel Crowne Plaza Managua), el Palacio de Comunicaciones, el Zacarías Guerra, el Cerna, el Aeropuerto Internacional de Managua (llamado en ese entonces Aeropuerto Internacional Las Mercedes), el Casino Militar, la Iglesia de Santo Domingo, etc. no sufrieron mayores daños y fueron reparados.
El Teatro Nacional Rubén Darío, hecho con el sistema antisísmico japonés de rodos, resistió la sacudida sin mayores daños y apenas tenía 3 años de haberse inugurado el 6 de diciembre de 1969. El centro nocturno Plaza (que antes fue sede de la Junta Nacional de Turismo y estaba ubicado en el costado este del Parque Central, en el lugar donde está hoy desde 1979 la tumba de Carlos Fonseca Amador, fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional, (FSLN), se desplomó matando a varias parejas que bailaban allí; uno de los sobrevivientes es William Báez Sacasa, futuro presidente de la Lotería Nacional en el gobierno del Ingeniero Enrique Bolaños Geyer (2002-2007).
Los mercados de San Miguel y Central sufrieron daños por el incendio al igual que el BANIC (hoy Ministerio de Hacienda y Crédito Público), el First National City Bank of New York, la parte superior del BAMER, la Casa MacGregor, etc. La tienda La Florida, el hotel Reisel y el supermercado La Colonia, cerca de la estatua de Montoya, propiedad de la familia Mántica se les hundió un piso. Algunos pabellones e instalaciones del antiguo recinto central de la Universidad Centroamericana (UCA), de los padres jesuitas cayeron, aunque los del nuevo Recinto Universitario Rubén Darío (RURD) de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) ubicados al sur de la ciudad resistieron.
EL ÉXODO Y EL SAQUEO
El desastre hizo que hubiera un éxodo de decenas de miles de personas desde esa misma fátidica madrugada. Las Carreteras Norte, Sur, Nueva a León y la de Masaya se fueron congestionando por el desfile de vehículos donde huían los temerosos sobrevivientes. Con el fin de evitar una epidemia que hubiera sido de grandes proporciones, se ordenó evacuar la ciudad a la mayor brevedad posible y comenzó el éxodo más doloroso y triste que recuerda la historia de Nicaragua.
Hubo saqueo, primero por delincuentes comunes el mismo día del desastre, y después por habitantes de los barrios pobres de Managua cuyo conjunto era llamado el cinturón de miseria. Fueron saqueadas las casas comerciales, los almacenes, supermercados, tiendas, depósitos, iglesias, colegios públicos y privados, además de los bienes personales en las casas abandonadas por los atemorizados dueños, acto de lo más innoble y por demás censurable sin precedente en el país.
La ley marcial se decretó esa tarde. El jefe director de la Guardia Nacional, General de División Anastasio Somoza Debayle (Tacho), se proclamó jefe del Comité Nacional de Emergencia y de hecho en gobernante del país aunque estuviera la Junta Nacional de Gobierno (JNG). Tacho admitió que hubo algunos fusilamientos de saqueadores. Monseñor Miguel Obando y Bravo (Arzobispo de Managua) recorrió las calles durante 20 h ayudando a las víctimas del desastre, según la información de La Prensa en su primera edición post-terremoto del 1 de marzo de 1973, al igual que 41 años antes lo hiciera de forma similar Monseñor José Antonio Lezcano y Ortega.
En la segunda página de esa edición el Doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal publicó un editorial relacionado con el desastre, cuyo último párrafo dice así:
El terremoto fue un ensayo de ese Juicio Final en sólo 30 s, y eso significa que nunca como ahora, debemos de reflexionar sobre el equilibrio de la creación a través del cual, el Ser Supremo reclama su verdadero y perenne lugar como Señor de todas las criaturas que entre sí, deben ser iguales y tratarse con equidad y justicia.
Terremoto de Managua de 1972 Documental (video: Dec 23, 2020)
Rescata un pedazo de la historia de Managua y Nicaragua.
LA AYUDA INTERNACIONAL
La noticia de la catástrofe se difundió desde esa aciaga madrugada. Distintos países enviaron a sus Cruz Rojas respectivas, de las que se destacaron las de Estados Unidos, El Salvador, México, Israel, Taiwán, China, Japón, España, Finlandia, Costa Rica, Unión Soviética, Yugoslavia, Filipinas, Cuba, etc. Así enviaron socorristas, medicinas, alimentos enlatados, agua, frazadas y láminas de cinc. Y Venezuela envió a parte de su Defensa Civil.
La ayuda en dinero se recolectó en dólares en todo el mundo, y resulta anecdótico referir que mientras el archimillonario estadounidense Howard Hughes, (acantonado como excéntrico en el hotel Intercontinental), huyó despavorido del país en forma misteriosa, el dinero fluía a Nicaragua de miles de bolsillos compasivos; incluyendo la subasta de una rosa en España, cuyos pétalos se subastaron a alto precio entre el pueblo español y luego esparcidos sobre la yaciente ciudad. Gesto de emotiva recordación fue la del distinguido del béisbol puertorriqueño, Roberto Clemente, que organizó la ayuda para la “Nicaragua amiga” (lema de la recién pasada Serie Mundial de Béisbol en Nicaragua) pereciendo en el avión que lo traía en su labor de salvamento, con víveres para los damnificados, el cual despegó del Aeropuerto de San Juan, Puerto Rico, el 31 de diciembre y cayó al Mar Caribe debido al sobrepeso de la aeronave. No menos conmovedora fue la acogida que muchos países ofrecieron a tanto niño huérfano y desamparado, por la iniciativa de la Presidenta de la Junta Nacional de Asistencia y Previsión Social de Nicaragua (JNAPSN) y primera dama doña Hope Portocarrero de Somoza esposa del General Anastasio Somoza Debayle. La señora Hope realizó una obra admirable trabajando casi sin descansar, empezando sus deberes cada día desde muy temprano en las mañanas, reuniendo dinero y atendiendo a la prensa internacional.
Para apagar los incendios (que se extendieron debido a que los 2 cuarteles del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Managua, situados en el barrio Candelaria y frente al Estadio Nacional, se derrumbaron aplastando a las unidades) llegaron a la capital el 25 de diciembre los bomberos de Cartago, Costa Rica, quienes con bombas de agua bombearon desde el lago Xolotlán para apagar el fuego el cual se extendió durante las 2 semanas siguientes, pues sólo había presión del agua para beber y no para apagar los incendios.
El grupo de rock The Rolling Stones realizó un concierto a beneficio de las víctimas, donde recaudaron cerca de £ 200.000 en fondos de ayuda. En esa presentación también actuaron Santana y Cheech & Chong. El espectáculo lo promovió Bianca Jagger, que entonces estaba casada con Mick Jagger.
LAS MEDIDAS
Los rescatistas de la Cruz Roja Nicaragüense hicieron el rescate de personas atrapadas en los escombros, junto con los vecinos (entre ellos el Dr. Chamorro), desde esa madrugada a pesar de que el local de la Cruz Roja, frente al actual Ministerio del Trabajo, se desplomó aplastando las ambulancias. Inmediatamente después de la catástrofe se organizó a nivel gubernamental el Comité Nacional de Emergencia y sus primeras medidas fueron las de disponer de muertos y heridos. Fosas comunes se practicaron en el Cementerio General u Occidental y cerca del Estadio Nacional para sepultar a más de mil cadáveres; otros fueron incinerados en el lugar donde cayeron, a los muertos se los recogía en las calles y los llevaban en camiones volquete al mencionado lugar para volcarlos en ambas fosas comunes. Con los hospitales y clínicas destruidas se recurrió a dar asistencia médica en casas de campaña a los damnificados, mientras las primeras ayudas en este sentido procedían del exterior.
Se decretó ley marcial para que la Guardia Nacional restableciera el orden público y controlara el pillaje. Varios jeeps de la GN recorrieron las calles del centro destruido con altoparlantes diciendo: Se ha decretado la ley marcial, se ha decretado la ley marcial. Se la vamos a aplicar de inmediato, detengan la robadera. Vamos a aplicar la ley marcial. Se ordenó la evacuación de la ciudad, la alimentación de los damnificados y la vacunación de estos para evitar epidemias que en estas circunstancias tienden a desatarse; se declaró y se cercó el centro como área de desastre, procediéndose a la demolición de casas y edificios dañados o destruidos por los temblores.
CURIOSIDADES DEL TERREMOTO
• La estatua de Luis Somoza Debayle, hermano de Anastasio Somoza Debayle, fallecido el 13 de abril de 1967, se cayó a causa del movimiento telúrico. La estatua estaba ubicada en la intersección del Paseo de su nombre y la Pista By Pass Sur, fue derribada el 19 de julio de 1979 debido al triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y la Revolución Sandinista.
• El caballo de la estatua ecuestre de Anastasio Somoza García, padre de Luis y Anastasio, resultó con la pata derecha quebrada aunque quedó en pie; la estatua también fue derribada el 19 de julio de 1979 a causa del triunfo del FSLN y la Revolución Sandinista.
• El busto del General José Santos Zelaya López, quien fue Presidente de Nicaragua de 1893-1909, ubicado en el Parque 11 de julio, se cayó pero se colocó en su lugar. El Parque se llama así por la fecha de la Revolución Liberal de 1893.
• La cruz de la Iglesia Santo Domingo, construida a mediados de los años 60 y regentada por la Compañía de Jesús, quedó inclinada hacia delante, pero el resto del edificio soportó muy bien el terremoto.
• En el lado sur del Paseo Tiscapa, que bordea la laguna del mismo nombre, se abrieron grandes grietas debido a la falla homónima. Las bancas de concreto del lugar se cayeron por la fuerza del Richter 6.2.
• Las losetas de concreto, de los techos de las casas del Reparto Bello Horizonte, al este de la capital, se dislocaron y se cayeron al suelo.
• El terremoto destruyó el centro de la ciudad, pero no la periferia. En el centro se dio la mayor parte de la destrucción y los muertos, aparte de destruir los barrios Campo Bruce y Riguero ubicados fuera del centro.
• El terremoto destruyó las casas de taquezal dañadas por el terremoto del 31 de marzo de 1931, a las cuales se les reparó sus paredes y repello, pero no sus bases lesionadas por lo que colapsaron por el segundo terremoto de 1972. Sin embargo hubo casas de taquezal (que no existían en 1931) las cuales cayeron, como las de la Colonia Somoza frente al costado este del Estadio Nacional; hasta hoy existen construcciones de dicho material, tanto en la zona de escombros como en sus cercanías, las cuales resistieron el terremoto de 1972 debido a que tenían muy profundas sus bases.
• La Casa Presidencial estilo moro (orgullo de la familia Somoza) se derrumbó y la casa de los Somoza Portocarrero: Hacienda El Retiro se convirtió en la sede en donde se tomaban las decisiones del gobierno.
• En 2014, hubo un temblor muy fuerte de 6.2 (10 de abril) Cumpliendo el plazo de 41 años.
MANAGUA (De 1972)
LOS LÍMITES DE LA PEQUEÑA CIUDAD
La expandieron en desorden. Esa urbe que en 1972 delimitó un perímetro, iniciando: del Parque Central hacia el este por la Calle El Triunfo hasta El Arbolito, hacia el sur por la Avenida hasta el monumento a Ramón Montoya; girando al este por la Calle Cristóbal Colón que discurría hasta encontrarse con la Avenida Central (Roosevelt).
De ahí, bordeaban la explanada caminos polvosos y alambrados, por el Bautista, por el Gancho de Caminos, donde seguía la avenida que pasaba frente a la iglesia El Calvario –en una esquina de la Calle 15 de Septiembre– que siguiendo hacia el lago se encontraba con la Carretera Norte, en la zona de la esquina noreste de la Cervecería, de la línea férrea, de la Planta Eléctrica y el mangal de la Quinta Nina.
Aquí la vía se enlazaba con la Calle Momotombo, que buscando rumbo oeste atravesaba la avenida que pasa frente a la iglesia Santo Domingo, doblaba hacia el norte topando con un tramo de la estación ferroviaria, seguía al oeste y llegaba al jardín de Catedral y unas varas a la derecha era esquina del barrio La Bolsa, pasaba al norte de Plaza de la República, entre los parques Darío y Central, empalmando con la Avenida Bolívar donde iniciamos la travesía.
LA NUEVA MANAGUA DE AQUELLOS AÑOS
Managua exhibía su progreso arquitectónico, su desarrollo comercial y conservaba lo antiguo. Los adinerados se aferraron creando fachadas, comercializaron sus hogares ancestrales, trasladaron su residencia a la colonia Mantica por el noreste de Montoya; al reparto Pereira unas cuadras al sur de la Casa del Obrero; al reparto El Carmen o La Nueva Reforma al oeste del estadio nacional de beisbol; años después construyeron el exclusivo Bolonia.
En aquella Managua abundaban la pobreza, los explotadores injustos que buscaban oro. Los buitres la rodearon de un cinturón empobrecido donde residía una mayoría de pobladores. Ese pueblo habitaba en saturadas colonias insalubres, expoliado por “lotificadores” donde predominaban las familias: Castellón, Solórzano, Blandón, Pasos, Castellón, Argüello, Téfel, Saborío, Serrano, Vanegas, González y Ramírez Brown, Carrión Montoya, Gadala & María, Pasos, Riorda, Frawley, Lacayo, Debayle, Somoza, Rivas, Baltodano, Hollman, Montealegre, clanes ligados a bancos, almacenes y otros negocios.
El entorno perjudicado estuvo constituido por barrios: La Bolsa, Escuela de Artes, Cristo del Rosario, Santa Ana, Monseñor Lezcano, Altagracia, San Judas, Bóer, San José Occidental, San Antonio, San Sebastián, La Veloz, El Caimito, Buenos Aires, La Suspensión, La Luz, Riguero, Campo Bruce, San Cristóbal, María Auxiliadora, El Edén, El Paraisito, San José Oriental, Larreynaga, Candelaria, Bartolomé de las Casas, Santo Domingo, Julián Gutiérrez, El Patión, Pescadores, La Tejera, Silva o Chico Pelón, Los Ángeles, San Luis y unas colonias.
Tras el terremoto, la avidez de los lotificadores fue mayor y crearon “lotificaciones” para familias pobres y otros segmentos.
Durante, después del terremoto, el pueblo fue abandonado. No hubo gobierno que velara por sus vidas e intereses; sí por la de sus socios y sus serviles.
No hubo presencia de instituciones ante la tragedia. De las primeras ayudas se recuerda a la Cruz Roja costarricense, cuyos voluntarios evacuaron a decenas de heridos.
Nadie de organismo alguno se acercó en salvamento y asistencia, no hubo apagadores de incendios, no había agua, alimentos, techos temporales ni un elemento que invitara a no salir de los sitios donde estaba el hogar derrumbado y en muchos casos la familia soterrada.
Confirmaron que los militares saquearon almacenes, encabezaron el vandalismo, mientras el Gobierno en vez de ayudar a los afectados, aterrorizó a los sobrevivientes, ordenando que debíamos abandonar la zona porque iban a dinamitar escombros. También procedieron a alambrar el perímetro y obligaron trabajar por alimentos a las familias.
Las ayudas exteriores fueron tomadas por los militares, la obstaculizaron y también se la repartieron.
Habría sido un alivio que por algún medio anunciaran que nadie abandonara sus sitios, que repartieran techos provisionales, ayudas elementales y que apoyaran en alguna forma para reconstruir, pero no, expropiaron toda el área donde los sobrevivientes seguramente habrían levantado nuevamente sus viviendas.
El calendario en su otoño ha botado cuarenta hojas y seguimos suspirando. En cada aniversario se nos seca y anuda la garganta, nuestros ojos manan lágrimas, millares de corazones aceleran su palpitar, porque esa Managua atávica, sus habitantes, nuestros familiares, no se han ido.
ESCALERAS ELÉCTRICAS
El primer edificio que contaba con escaleras eléctricas fue la tienda de Cardenal, eran como las que en la actualidad tienen los centros comerciales de Managua.
El propietario de la tienda mandó a instalar las escaleras en los años 60 y en diciembre la tienda de tres plantas era abarrotada por muchos compradores.
El edificio de la Lotería Nacional estaba ubicado en los alrededores del Teatro Margot, donde en la actualidad funciona una iglesia Pentecostés. Los sorteos especiales eran efectuados al son de chicheros y cuando los premios.
EL BARRIO DE PESCADORES
La Leal Villa de Santiago de Managua es el nombre de la que fue hace un par de siglos una villa de pescadores, así se lee en el escudo municipal de la capital.
La ciudad también era llamada Barrio de Pescadores, porque por mucho tiempo solo era un pequeño asentamiento a orillas del lago Xolotlán, de donde se extraían variedades de peces, los cuales se convertían en el alimento diario, y por ende, en el platillo típico de los capitalinos.
Amenaza bajo tierra terremoto 1972, Managua, Nicaragua (Video: Dec 23, 2011)
Hace 39 años la Managua que conocieron nuestros padres…La que fue considerada la ciudad en desarrollo más importante de Centroamérica sucumbió ante un terremoto que aún golpea el recuerdo de muchas generaciones.
Fecha: 23 de diciembre de 1972, 6:35 UTC-6
Tipo: Oscilatorio y superficial
Profundidad: 5 Kilómetros (3 Mi)
Duración: 30 segundos y 80 milisegundos
Coordenadas del epicentro: 12°18′N 86°06′O (mapa) (GeoHack)
Zonas afectadas: Managua, Nicaragua
Réplicas: 2 principales de magnitudes de 5.0 y 5.2, y centenares de réplicas menores
Víctimas: De 19,320 a 20,000 muertos – más de 20,000 heridos – más de 280,000 damnificados
Costo de daños: 845 millones de dólares (en la época)
Corresponsales describen el Apocalipsis de 1972
Al amanecer de ese funesto sábado 23 de diciembre de 1972, Danilo Arias Madrigal, desaparecido periodista de La Nación, de Costa Rica, y corresponsal de la agencia EFE, voló desde San José a Managua, pese a que el país continuaba incomunicado con el mundo, y lo que narró horas después con voz entrecortada, a través de la radio, quedó grabado en las páginas de los periódicos de diversas latitudes.
-“¡Esto es horroroso! No hay agua ni electricidad ni comida; solo gritos y ruinas y sangre y rostros inexpresivos, sobrecogidos por el dolor, incapaces de comprender nada de lo que están viendo… Toda la ciudad de 400,000 habitantes es una sola víctima. Nadie puede siquiera imaginarse lo que aquí ha sucedido en poco más de un minuto”, dijo por radio el reportero tras recorrer durante cinco horas las ruinas de lo que apenas 10 horas atrás era la pujante, bulliciosa y altiva capital de Nicaragua.
Arias Madrigal fue el primer periodista extranjero que logró llegar al Aeropuerto Internacional Las Mercedes (hoy “Augusto C. Sandino”), que tampoco logró salir ileso de la furia de la tierra y a duras penas operaba, gracias a que el controlador aéreo de turno decidió no abandonar su puesto tras la sacudida.
Su testimonio –el primero de cientos más que habrían de emitir enviados especiales llegados de diversos rincones del orbe– quedó registrado en la ya amarillenta edición del domingo 24 de diciembre de 1972 del diario El Universal, de México.
Uno camina por las calles de Managua viendo a uno y otro lado trozos de cuerpos humanos. Cadáveres desfigurados. Otros cubiertos por sábanas, que todavía no han podido ser recogidos por los servicios de socorro. La ciudad no es ni la sombra de la que conocimos hasta ayer, reza el dramático relato.
En ese funesto recorrido, Madrigal se hizo acompañar de Roberto Sánchez, entonces reportero de un diario local cuyas instalaciones quedaron inservibles.
Cuarenta años después, Sánchez, veterano periodista e historiador nicaragüense, recuerda que horas antes del sismo –al caer la noche– estuvo en la sede del rotativo, situada sobre la 6ta. calle Noroeste, mejor conocida por los capitalinos de entonces como la Calle El Triunfo, en el viejo barrio San Sebastián.
Eran horas de fiesta, de compras, con olor a incienso y a Navidad, y antes de sumarse al frenesí festivo de esa última noche de la ciudad, Sánchez rellenó los viejos carretes fotográficos que ocuparía en una misión de rutina de fin de semana en Managua. Los negativos fotográficos de esa noche nunca llegarían a plasmar la alegría de una ciudad viva y en pie, sino todo lo contrario.
“Me tocó acompañar a Danilo Arias Madrigal desde que amaneció, y recorrimos las calles del centro de Managua. Todos los carretes fotográficos se fueron con él a Costa Rica, y las fotos más frescas de la tragedia salieron publicadas en el diario La Nación”, rememora el historiador.
El drama que enlutó a toda la nación fue tan colosal que no solo robó las portadas de los diarios, las programaciones radiales y los noticieros del vecino país sur, sino de todos los medios alrededor del mundo.
La Folha de S. Paulo, Veja y O Estado do S. Paulo (Brasil), La Varguardia Española y ABC (España), El Universal y Excélsior (México), La Nación (Costa Rica), La Prensa Gráfica (El Salvador) y otras publicaciones centroamericanas, llenaron portadas y páginas enteras con la noticia.
La Muerte de una Ciudad (video: Mar 3, 2014)
Documental, en homenaje a los 10,000 managuas y su familiares en Memoria, este es managua despues de el terremoto de managua 1972.
“Managua ya no está en el mapa”
Al amanecer del 23 de diciembre, los diarios mexicanos impresos una noche antes, describían en sus portadas los bombardeos que sobre Vietnam ordenaba el presidente estadounidense Richard Nixon, y las críticas que formulaba el líder soviético Leonid Brézhnev sobre ese conflicto en Asia. Mientras las páginas interiores rebozaban de anuncios con felicitaciones navideñas y se promocionaban telenovelas con Angélica María, cintas cinematográficas con Rocío Durcal, comedias televisivas como Los Polivoces y el noticiero 24 Horas de Jacobo Zabludovsky .
Un día después y los días subsiguientes se gastaría mucha tinta en esas mismas páginas para hablar sobre Managua y el drama de los supervivientes que no tendrían fiesta ni regalos ni cenas de Nochebuena, además de los gestos solidarios organizados en todo el continente.
“Managua ya no está en el mapa; once sismos la borraron”, tituló a ocho columnas El Excelsior en su edición dominical número 20,363, que recoge en toda la portada y cinco páginas internas los desgarradores testimonios de los sobrevivientes extranjeros, que huyeron hacia sus países de origen.
A uno de ellos, Juan José Barrios Taracena, el cataclismo lo sorprendió en un reconocido hotel situado en el sector Este de la afamada Calle 15 de Septiembre. “En el Hotel Reisel donde me hospedaba, apenas hubo seis sobrevivientes Ayudé a rescatar de los escombros a una joven, solo para que muriera segundos después de que la pudiera atender un médico”, contó al arribar a su natal Guatemala.
Barrios Taracena salió ileso de la sacudida, no así el edificio de seis plantas en el que se hospedaba, cuya planta baja donde se ubicaba la recepción, un banco y un concurrido restaurante, no resistió y quedó aplastada por los cinco pisos superiores. Se presume que muchos huéspedes y empleados estaban dentro, sin embargo, jamás se supo cuántos fallecieron ahí esa noche.
“Managua arrasada”
Otros testigos que arribaban a San José, la capital costarricense, “sobrecogidos de terror” expresaron que “los sobrevivientes ensangrentados removían desesperados los escombros en busca de familiares”, mientras cientos de cadáveres yacían en las calles a la espera de ser llevados a las fosas comunes.
Ese mismo día, el diario El Universal de México también dedicaba su portada completa a Nicaragua. ”Terremoto: Managua arrasada, más de 10 mil muertos”, tituló el rotativo, que daba cuenta también de 50 mil heridos y 200 mil personas sin hogar, de los monumentales incendios que ya devoraban unas 20 manzanas del centro de la capital, de la falta de agua potable y alimentos, y de la carencia de electricidad.
Un resumen cablegráfico describía que la noche del sábado 23 de diciembre, Managua era ”un vasto escenario de destrucción y humo”, donde los gritos de auxilio de los sobrevivientes se mezclaban con el ruido de palas, picos y tractores que encontraban bajo los escombros cadáveres de niños aferrados a sus madres, miembros mutilados, cuerpos deshechos, cráneos destrozados, 10,000 cadáveres o más.
Un residente colombiano, que imploraba por radio por un avión para salir de Managua, resumía lo que vivía, en pocas palabras: “Esto se ha convertido en un infierno”.
Ese averno con seguridad incluía las dantescas piras humanas que podían hallarse en cualquier parte de la ciudad. El cronista Danilo Arias Madrigal lo resume de forma lapidaria: “A cada paso que uno da por las calles de esta ciudad, se encuentra centenares de muertos están siendo incinerados. No hay lugar para tantos muertos en los cementerios”.
Cremaciones públicas
Alfredo Cortina, otro enviado de la Agencia France Press explicó que la orden de cremar los cuerpos provino de las propias autoridades nicaragüenses, a cuya cabeza se había colocado de facto el general Anastasio Somoza Debayle, director de la Guardia Nacional.
Se cremaban pilas de cadáveres que yacían hacinados, hinchados y tumefactos a los lados de las calles en ruinas. No quedaba otra alternativa, después de llenarse los cementerios y ante la imposibilidad de continuar abriendo fosas comunes.
Tal situación también fue reproducida por el rotativo brasileño O. Estado de S. Paulo, que dedicó varias de sus portadas a la tragedia, indicando que se cremaban los cuerpos debido a que entraban rápidamente en estado de putrefacción por el intenso calor de 38 grados Celsius a la sombra.
”Manágua repete o triste espetáculo do Roma de Nero” (Managua repite el triste espectáculo de la Roma de Nerón), fue el titular del O. Estado de S. Paulo a una crónica de su enviado especial José Quiroga, en la que se describían los incendios que arrasaban el centro de la ciudad, que terminaban de dar “el tiro de gracia” a los edificios que habían resistido la sacudida.
”Terremoto destruye Managua” y ”El fuego destruyó lo que la tierra dejó”, fueron los primeros titulares de la Folha de S. Paulo.
La tierra hacía gárgaras
“La sensación era de que la tierra hacia gárgaras
el ruido era comparado al de diez aviones y era como que si la casa estaba siendo arrancada por una gigantesca grúa. Fue terrible”, contó a ese diario Fernando Alves, exsecretario de la Embajada de Brasil en Managua, al regresar a Brasilia.
Alves vacacionaba en Nicaragua con su esposa e hijos y pretendía pasar esa Navidad con sus suegros. El mortífero sismo lo sorprendió en la casa de Víctor Moura Lima, un médico que trabajaba para la OPS en Nicaragua.
“Eran las 12:30 (de la noche), conversábamos y oíamos música brasileña. Escuchamos un estruendo ensordecedor y los muebles de la casa fueron lanzados para todos lados… Fueron tres terremotos seguidos, el segundo provocó casi la demolición completa de la ciudad”, narró el diplomático, quien consiguió escapar con su familia y sus amigos hacia la calle.
Alves aseveró a la Folha de S. Paulo que fue testigo de escenas tan dantescas como patéticas: “Vi a muchos que liquidaron con tiros de gracia a los parientes que no podían rescatar”.
Zopilotes sobrevolaban las ruinas
El martes 26 de diciembre, el Excélsior continuó dedicando a lo que quedaba de Managua, sendos titulares y muchas de sus páginas interiores, anunciando la voladura con dinamita de los pocos edificios que quedaban aún en pie y que amenazaban con derrumbarse con la más mínima vibración.
Su enviado especial, Rafael Cardona Sandoval, narraba que desde el propio 24 de diciembre, cientos de zopilotes comenzaron a sobrevolar la ciudad, en cuyos escombros había sepultados o semienterrados millares de cuerpos descomponiéndose a la sazón de un intenso calor tropical, mientras los sobrevivientes, aún estupefactos, parecían no terminar de comprender el drama que los envolvía.
La princesita desconocida
En las aceras de la morgue del destruido Hospital El Retiro se apilaban 68 cadáveres, muchos mutilados. Entre ese escenario patético de sábanas ensangrentadas “estaba una figurita enternecedora, una niña de un año, con su carita princesca y un trajecito celeste con encajes de terciopelo”. No tenía una sola herida, “estaba como dormida, con su traje de Navidad y una leve sonrisa que hubiera conmovido al mismo Niño (Dios) si la noche de Pascua le hubiera llegado en paz
Pero lo que quisimos no fue; cientos de niños como esa blanca niñita no alcanzaron a ver los regalos navideños, y sobre su pecho descansa ahora una tarjeta que dice: desconocida”.
Carlos A. Morales, enviado especial del diario La Nación, lunes 25 de diciembre de 1972.
El periodista Lucien Nahum, enviado especial de la Agencia France Press, AFP, resumió el drama de Managua en un par de escenas que presenció sobre la Calle El Triunfo, donde la gente deambulaba errática en medio del creciente hedor de los cuerpos en descomposición.
“Se me acercó una mujer para preguntarme por alguien llamado Ramón. Le dije que no lo conocía y ella siguió, preguntando por Ramón a todos los que veía. A mis pies estaban dos cadáveres, cubiertos apenas por unos trapos: eran de una mujer y un niño de pocos años”.
“Más adelante –continuó Nahum– fui abordado por una anciana que llevaba en los brazos un objeto castaño, un muñeco rígido y desnudo: era el cadáver de un niño. Me lo mostró como si quisiera que yo admirara aquel cuerpecito. Luego la anciana se metió de nuevo entre las ruinas de lo que fue su casa”.
El corresponsal también recogió la historia de Arturo Miranda, un estudiante de 18 años, que era trasladado a Panamá en avión. El muchacho tenía una pierna destrozada, “pero no era su pierna herida lo que lo atormentaba, sino saber que su padre, su madre y su hermana murieron cerca de él, en su casa”.
El joven se salvó de milagro porque una puerta que le cayó encima impidió que un muro lo sepultara, pero aseguró que no volvería a Managua, porque difícilmente soportaría el recuerdo de haber pasado nueve horas junto a los cuerpos sin vida de todos sus familiares.
TERREMOTOS REGISTRADOS
Según estudios geológicos que se han realizado en Nicaragua en el trayecto de su historia se han registrado 18 terremotos, de los cuales 9 han tenido como eje central Managua en los años 1844, 1858 y 1881; seguidos de los ocurridos en 1898, 1913, 1918, 1928 y 1931 siendo este último similar al ocurrido al de 1972.
Los otros terremotos según los estudios se dieron en 1563, 1844, 1849, 1858, 1862, 1881,1885, 1928 y 1931.
REFERENCIAS:
- Terremoto de Managua de 1972 (Wikipedia)
- A 50 años del terremoto de Managua y el anhelo frustrado de su reconstrucción – 20/Diciembre/2022 – VIDEO (YouTube)
- ASÍ VIVÍ EL TERREMOTO: LAS VIVENCIAS DE CONOCIDOS PERSONAJES EN LA CATÁSTROFE – 4/Diciembre/2022 (La Prensa)
- EL TERREMOTO DE 1972 EN 50 DATOS CURIOSOS – 4/Diciembre/2022 (La Prensa)
- 50 AÑOS DEL TERREMOTO DEL FIN DEL MUNDO – 4/Diciembre/2022 (La Prensa)
- Terremoto de Managua de 1972 Documental – 20/Diciembre/2020 – VIDEO (YouTube)
- El terremoto que convirtió la Navidad en tragedia en Managua – 23/Diciembre/2018 (El Nuevo Diario)
- Terremoto de Managua de 1972: El día antes del apocalipsis – 24/Diciembre/2017 (La Prensa)
- Honran a miles víctimas de terremoto de Managua en 1972 y anuncian monumento – 22/Diciembre/2017 (El Nuevo Diario)
- Managua 1972, crónica de un terremoto – 23/Diciembre/2016 (La Prensa)
- A 44 años del terremoto de 1972 en Managua – 23/Diciembre/2016 (El Nuevo Diario)
- Resumen Historia de Terremotos en Nicaragua – 14/Abril/2014 – BLOG (Difusión Rebelde)
- Corresponsales describen el Apocalipsis de 1972 – 23/Diciembre/2012 (El Nuevo Diario)
- Santiago de Managua por siempre – 23/Diciembre/2012 (El Nuevo Diario)
- Terremoto despertó solidaridad mundial – 13/Diciembre/2012 (El Nuevo Diario)
- Amenaza bajo tierra terremoto 1972, Managua, Nicaragua – 23/Diciembre/2011 – VIDEO (YouTube)
REFERENCIAS FOTOGRÁFICAS:
- Wikipedia
- El Nuevo Diario – Nicaragua (Archivo)
- Flickr (mejiaperalta)
- La Prensa – Nicaragua
- Léster Arcia (El Nuevo Diario)
- Nicolás López-Maltez
- Prensa Libre – Guatemala (Hemeroteca)
- United States Geological Survey (USGS)
- Wikimedia Commons
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