El escritor, primer autor centroamericano en recoger el galardón, elogia en su discurso las figuras de Rubén Darío y El Quijote.

Con un sentido homenaje a Rubén Darío, su herencia literaria y su influencia, y un repaso a la imaginación de Don Quijote, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez ha recibido el Premio Cervantes 2017, el máximo galardón de las letras en español, que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y que está dotado con 125.000 euros. Ramírez se ha acordado de la situación política en su país, donde han muerto varias personas en las protestas contra el régimen de Daniel Ortega. “Permítanme dedicar este premio a la memoria de los nicaragüenses que en los últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar justicia y democracia, y a los miles de jóvenes que siguen luchando, sin más armas que sus ideales, porque Nicaragua vuelva a ser República”, ha indicado en su discurso.

 

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Ramírez ha criticado a los “caudillos disfrazados de libertadores” que ofrecen salvación; ha rendido homenaje “al exilio de cientos de miles de centroamericanos que van hacia la frontera de EE UU” y ha recordado el tren de la muerte de México antes de señalar que “cerrar los ojos, apagar la luz, bajar la cortina, es traicionar el oficio” de escritor.

El acto, presidido por los Reyes, se celebró en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid). Ramírez, de 75 años, es novelista, ensayista, memorialista, periodista y también político. Fue revolucionario sandinista y vicepresidente de su país entre 1985 y 1990 con Daniel Ortega.

Nicaragua y Rubén Darío.
“Lo esencial de un escritor es encontrar la esencia de las cosas perdidas y no esas cosas perdidas”, ha asegurado Ramírez recordando a Rubén Darío. “Es curioso que una nación latinoamericana haya sido fundada por un poeta con las palabras y no por un general con la espada al aire”, ha rematado. “Todo lo renovó Darío. Su labor no ha cesado y no cesará. Quienes lo combatimos comprendemos ahora que lo continuamos”, ha continuado.

Una historia familiar.
“La lengua se hace primero en el oído”. El mundo del niño es un mundo de voces que se hacen luego palabras, asegura el premio Cervantes, que recuerda a su padre, sus tíos, pobres como su progenitor, autores de barraca, historia familiar de conversaciones y música, de gente que se burlaba de la desgracia y que se ganaba “al reírse de sí mismos” la potestad de “burlarse de los demás”.

Gracias a su esposa.
“La otra deuda imperecedera, Tulita, mi esposa. Ella inventó las obras para escribirla, así como, mejor novelista que yo, ha inventado mi vida” “Mi prole de la primavera del patriarca”, califica al resto de su familia, emocionado casi al cierre del discurso.

 

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Discurso del Rey.
“España lleva a los nicaragüenses en su corazón”, ha asegurado el Rey Don Felipe en su discurso en el que ha recordado a Sergio Pitol. “La vida ha puesto a nuestro autor muchas veces en la encrucijada”, ha asegurado Don Felipe para hablar de las dos vocaciones, la política y la literaria de Sergio Ramírez y subrayar las renuncias y los esfuerzos de toda la familia para acompañar al premiado en este periplo doble que se llevó “su tiempo completo y sus energías”.

“Embajador de una lengua de todos enriquecida con la herencia indígena (…),  embajador de Cervantes y de la patria de Darío que con usted ha vuelto a casa, a esta casa que es la lengua de todos”, ha concluido el Rey su discurso de homenaje a Sergio Ramírez.

Cortesía: El País

 

 

 

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