No tengo la culpa
De transmutar deseo en obsesión
de amar un imposible.
No sé de los pecados del cielo y el mar
cuando se juntan a engendrar
el horizonte.
Si el sol pidió permiso a las nubes
para crear el arcoíris.
Si de amar se trata, no cuestiono
la candidez del enamorado
la insistencia del rechazado.
Soy de la especie arácnido suicida
por copular pierdo la vida.
Estoy atento al mínimo gesto
leve insinuación
de la dueña de mis fantasías.
Iván Figueroa