EL SOL Y LA LUNA
Tierra un día interrogó a Luna, ¿Por qué tu luz es menos intensa que la del Sol?, acaso no por ser cuerpos celestes luminosos no son igualmente intensos.
Luna entonces le dijo: “No, no es cierto, el único cuerpo luminoso de este sistema planetario es el Sol y es el único que tiene poder para iluminar, es el único que brilla y que genera la luz que nos permite vivir”.
Tierra insistió, pero tu luz me llega a mí, como puedes decir que no alumbras.
Luna entonces contestó: Hace muchos siglos, cuando el sistema solar se formó y me di cuenta que mi papel en la existencia era girar y girar alrededor de la tierra, me sentí infeliz y deprimida.
Luego de mucho tiempo observé de pronto una escena en la tierra que me hizo reflexionar acerca del sentido de la vida, un joven preguntaba a su profesor acerca de esto y él le contesto: “hace un tiempo encontré un trozo de espejo y con el intentaba colocar la luz del sol en cada rincón donde la luz nunca llegaría, cuando crecí, dijo el profesor a su estudiante me di cuenta que yo no era luz, ni la fuente de ella, pero que podía reflejarla en muchos lugares obscuros y que con mi ejemplo y lo que yo podía enseñar, podía iluminar la vida de mis estudiantes”.
Luna hizo una pausa en su narración para que Tierra entendiera lo que trataba de decirle, y continuó diciendo: en ese momento me di cuenta que aunque no fuera el Sol, al cual envidiaba, si podía convertirme en un espejo en el cual la luz del Sol se reflejara y llegara a otros.
Y tú, ¿Eres espejo de buen ejemplo?
