por Arturo McFields Yescas
Ortega y Murillo se han lanzado al abismo: un templo profanado, tres sacerdotes arrestados, cuentas bancarias congeladas y monseñor Rolando Álvarez cumple ya más de 100 días en las celdas de tortura de “El Infiernillo”
En septiembre de 1961 la dictadura de Cuba se quitó la máscara y expulsó a 136 sacerdotes por el solo delito de pensar diferente. Sesenta años después, Daniel Ortega y su esposa han emprendido una cruzada similar o peor contra la Iglesia católica y la fe del pueblo.
Más de 500 ataques contra la libertad religiosa
Desde el año 2018, Ortega y su esposa han protagonizado 529 ataques irracionales e ilegales contra la libertad religiosa. El rosario de agresiones incluye el asesinato de un monaguillo, la quema de imágenes sagradas, una lluvia de balas sobre el templo la Divina Misericordia y el arresto de una docena de sacerdotes.
¿Por qué la embestida contra la Iglesia?
La Iglesia tiene un poder que las dictaduras no comprenden ni controlan. La corrupción y abusos gubernamentales han sido denunciados por la Iglesia con una voz que traspasa fronteras y burla la censura. Los autócratas la ven como una poderosa y peligrosa amenaza.
Suicidio diplomático de Ortega
Nicaragua es la primera dictadura de las Américas que rompe de facto relaciones con el Vaticano en el presente siglo. Ni Venezuela o Cuba (con 64 años de dictadura) han cometido una inmolación diplomática de esta calaña. Ortega arrojó a la basura un siglo de relaciones bilaterales con la Santa Sede y de forma unilateral pidió cerrar ambas representaciones diplomáticas.
El odio contra el obispo del pueblo
“El infiernillo” es una tétrica galera de la cárcel Jorge Navarro “La Modelo”, ubicada en el municipio de Tipitapa. Una veintena de calabozos oscuros, malolientes y con altas temperaturas similares a las del averno. El obispo de la diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, lleva más de 100 días en este lugar. La dictadura no ha podido quebrarlo ni hacerlo claudicar.
No prevalecerán
A pesar de la violencia y la frecuencia de los ataques de Daniel Ortega contra la Iglesia, sus acciones tienen fecha de caducidad. Los juicios arreglados, las pruebas prefabricadas y las campañas de difamación han fracasado. La Iglesia sigue firme.
Como dice el evangelio de San Mateo: “Esta es la Iglesia del Señor y ni las puertas del infierno podrán prevalecer contra ella”.
NOTA:
Arturo McFields Yescas.
Es diplomático, periodista y ex miembro del Cuerpo de Paz de Noruega. Fué Embajador de Nicaragua ante la OEA.
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