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El Fascismo: Orígenes, Historia y Relevancia en el Presente

 

Por Allan Ortegaray

Allan Ortegaray
Editor General / Vice Presidente
EditorGeneral@NicasNews.com

Últimamente, hemos escuchado a menudo al dictador Nicolás Maduro utilizar la palabra “fascismo” para culpar a la oposición política, a sus países vecinos del norte, sur, este y oeste.

Mucho se ha dicho por los expertos en la materia, los dictadorzuelos: Díaz-Canel, Maduro y Ortega. Sin embargo, el fascismo es una ideología política autoritaria y ultranacionalista que surgió en Europa a principios del siglo XX, caracterizada por el control estatal total, el uso de la violencia política, la supresión de la oposición y la exaltación de la nación como elemento unificador, todas características de las tres naciones.

Aunque fue más notorio durante la primera mitad del siglo pasado, sus ecos persisten en diversas formas en la actualidad. Para entender cómo nos afecta hoy, es fundamental analizar sus orígenes, su desarrollo histórico y las manifestaciones modernas.

Entonces las dictaduras genocidas de Cuba, Nicaragua y Venezuela son: ¡FASCISTAS!

Algunas frases NO célebres de Maduro después de haber perdido y robado las elecciones presidenciales del 2024 de Venezuela:

Agosto 2024. “…si la derecha fascista algún día saltara al poder eso se acaba, porque ellos le van a dar el petróleo y el gas venezolanos a los mismos de siempre”.

Agosto 2024. “…nos invisibilizan a nosotros y solo visibilizan las movilizaciones bastantes cuetas y pequeñas que hacía el sector fascista. Lo cierto es que Venezuela tiene instituciones y no va a haber ningún no va a venir ningún gobierno del mundo apoyado por estos fascistas a pretender vulnerar la vida republicana de Venezuela.

Orígenes

El fascismo como movimiento político nació en Italia tras la Primera Guerra Mundial. En 1919, Benito Mussolini, antiguo socialista y veterano de guerra, fundó los “Fasci Italiani di Combattimento”, el grupo precursor del Partido Nacional Fascista, con el objetivo de restaurar el orden en un país convulso por las crisis económicas y sociales que habían surgido después del conflicto bélico.

El fascismo italiano se consolidó en 1922, cuando Mussolini lideró la “Marcha sobre Roma”, que culminó con su nombramiento como primer ministro y, más tarde, como dictador. Inspirado por las ideas de fuerza, disciplina y nacionalismo extremo, el fascismo abogaba por un Estado totalitario donde la lealtad al líder (el “Duce” en Italia) y la nación se imponían sobre los derechos individuales.

Historia: Expansión y auge

El fascismo pronto inspiró movimientos similares en otras partes de Europa, siendo el más prominente el “nazismo” en Alemania bajo Adolf Hitler. Aunque el nazismo compartía características esenciales con el fascismo, como el autoritarismo, el militarismo y el ultranacionalismo, su énfasis en el racismo biológico y la “superioridad aria” lo convirtió en una versión aún más violenta y radical. Hitler tomó el poder en 1933, y su régimen llevó a Europa y al mundo a la Segunda Guerra Mundial, con consecuencias devastadoras.

En términos de política interna, tanto el fascismo como el nazismo se caracterizaron por:

– El uso del terror y la propaganda para mantener el control. Grupos paramilitares como los “Camisas Negras” en Italia y las “SA” y “SS” en Alemania se encargaban de eliminar a los opositores y mantener el orden por la fuerza.

– La eliminación de la democracia y el pluralismo político, consolidando en su lugar el poder absoluto del líder.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el fascismo llegó a su punto máximo en Europa, extendiéndose a países como España, bajo Francisco Franco, y colaborando con gobiernos pro-fascistas en Europa del Este y partes de Asia. Sin embargo, la derrota de las potencias del Eje en 1945 marcó el colapso de los regímenes fascistas en Italia y Alemania. Mussolini fue ejecutado, y Hitler se suicidó en los últimos días del conflicto.

El presente

Aunque el fascismo como ideología formal sufrió un declive tras la Segunda Guerra Mundial, sus elementos centrales —autoritarismo, nacionalismo extremo, represión de la disidencia y militarismo— no desaparecieron completamente. Hoy en día, el término “fascismo” se usa comúnmente para describir ideologías o movimientos que adoptan características similares, incluso si no se identifican explícitamente como fascistas.

En la actualidad, hay varios factores que han permitido el resurgimiento de tendencias autoritarias y ultranacionalistas que evocan algunos aspectos del fascismo:

– Crisis económicas y sociales. La inestabilidad económica y las crisis migratorias en varias partes del mundo han alimentado el auge de movimientos que apelan al miedo y a la xenofobia. Grupos comunistas, socialistas o de extrema izquierda en Europa y América han surgido, promoviendo políticas de exclusión y ultranacionalismo.

– Desconfianza en las instituciones democráticas. El fascismo prospera en contextos donde las personas sienten que las instituciones políticas tradicionales ya no son capaces de responder a sus necesidades. En algunos casos, líderes populistas han explotado estas preocupaciones para concentrar poder, reprimir medios de comunicación y erosionar los controles democráticos.

– Uso de la violencia política. Aunque a menudo estos movimientos no tienen las estructuras paramilitares del fascismo clásico, algunos grupos de extrema izquierda contemporáneos han adoptado tácticas de intimidación y violencia, especialmente contra  disidentes políticos.

Algunos países han visto un auge en partidos o líderes políticos que, si bien no se autodenominan fascistas como los del triángulo demoníaco de las dictaduras que conforman Cuba, Nicaragua y Venezuela, promueven ideas y políticas que se alinean con el fascismo, como la supresión de la prensa libre y la erosión de los derechos civiles.

Cómo nos afecta hoy el fascismo

El fascismo contemporáneo o el “neofascismo” no se manifiestan de la misma manera que en el siglo XX, pero sus repercusiones son evidentes en el aumento de gobiernos y movimientos populistas, autoritarios y xenófobos. En muchos casos, estos movimientos han crecido sobre la base del miedo al “otro”.

  1. Amenazas a la democracia. En todo el mundo, se está viendo un retroceso democrático. Algunos gobiernos están restringiendo la libertad de expresión, controlando los medios y concentrando poder en manos de un líder, erosionando el sistema de controles y equilibrios que caracteriza a las democracias saludables.
  2. Incremento de la polarización social. Las ideologías ultranacionalistas fomentan la división entre grupos, exacerbando el odio racial, la xenofobia y la intolerancia. Esto lleva a una mayor polarización en las sociedades.
  3. Normalización de la violencia política. El aumento de grupos extremistas que promueven la violencia contra minorías y opositores políticos representa un serio desafío para la paz social y la estabilidad política en muchas regiones.
  4. Deslegitimación de los derechos humanos. El fascismo ataca los valores universales de igualdad y derechos humanos, reemplazándolos con una visión excluyente de la sociedad.

Conclusión

El fascismo, aunque surgió como un movimiento político específico en el siglo XX, sigue siendo relevante hoy en día en diferentes formas. Aunque los regímenes fascistas tradicionales han sido derrotados, los elementos de autoritarismo, ultranacionalismo y represión que lo definieron no han desaparecido. La creciente polarización política y el auge de movimientos populistas y xenófobos muestran que las lecciones del pasado aún son pertinentes. Para proteger las democracias y los derechos humanos, es crucial entender las raíces y los peligros del fascismo, y estar alerta a sus manifestaciones en el presente.

Dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela = Socialismo del Siglo XXI = FASCISTAS

“Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. 

—George Santayana (Aparece en su primer libro “The Life of Reason”)

Allan Ortegaray
Editor General / Vice Presidente
EditorGeneral@NicasNews.com

 

 

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